Quizás es tiempo
de abrir el puño que deja atado mi aliento
secar y guardar el salitre
de una lluvia que sigue pesando.
Hablar por última vez con la almohada
engañar a la luna
para hacerle creer que no, que esa lluvia
que no deja a la noche crecer
no es otra cosa que la memoria.
Quizás es tiempo
de encontrar las excusas correctas en otro lugar
unas excusas nuevas.
Pensar en que ya no estaré
que tú puedes seguir, estando en el mismo lugar
pero no soy yo quien aprieta ahora
en algún momento pues, espero, creo
debo, marchar.